domingo, 10 de octubre de 2010

REFLEXIONES DESDE LAS PROFUNDIDADES

¿HAY EDAD PARA SOÑAR?

Los sueños son algo que nos acompañan durante toda nuestra vida, no importa en la etapa en la que nos encontremos que siempre estarán presentes, de niños soñamos con ser cantantes, futbolistas, actores o actrices… sueños que a medida que vamos creciendo aprendemos que solo se cumplen en ocasiones muy contadas, y que la gente que los logra son considerados como unos privilegiados ya por siempre, cuando ya nos damos cuenta que lo de ser futbolistas o famosos es algo que ya nunca lograremos y empezamos a soñar con nuestro futuro, a planificar a que nos dedicaremos, como será nuestra vida, si tendremos familia si no, como será nuestra casa. Vamos haciendo planes que a medida que avanza la vida nos damos cuenta de que al igual que los que construíamos cuando éramos unos enanos  tampoco siempre se cumplen, te das cuenta de que no todo depende de ti, que en el futuro también juega un papel importante el factor suerte, estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, en todos los sitios hay gente que se esfuerza mucho y no consigue nada y gente que sin apenas esfuerzo la suerte hace el resto, esto me lleva a preguntarme ¿hay edad para soñar? ¿Son los sueños cosa de niños? Yo pienso que no hay edad para soñar, que los sueños aportan esa pizca de felicidad que a veces la vida se empeña en robarnos, son un oasis en medio del desierto, algo que puede darnos la fuerza necesaria para seguir cuando no vemos la salida, pero nunca hay que dejar de tener en cuenta que los sueños, sueños son y que es muy muy difícil que lleguen a cumplirse. No es malo soñar, todo lo contrario pero no se puede vivir de los sueños. De niños soñamos con cosas totalmente inalcanzables pero a medida que crecemos y vamos conociendo los entresijos de la vida nuestros sueños se van adecuando más a nuestras posibilidades, comenzamos a saber distinguir entre sueños e ilusiones, entre cosas difícilmente realizables y cosas difíciles pero alcanzables. Los sueños nos aportan esa pizca de inocencia e ingenuidad que las vicisitudes de un camino lleno de obstáculos te van quitando.
Mi conclusión acerca de esta reflexión es que si bien estoy ya mayorcita para creer en los sueños, nunca dejare de soñar ni de ilusionarme por pequeñas cosas, porque sin saber como ni por que a veces se cumplen

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